Título: Merry
Christmas
Anunciante:
Volkswagen
Década: 2010
País:
Estados Unidos
La
elección de este anuncio navideño viene por la renuncia (casi total) que hacen
los publicistas al empleo de casi cualquier tópico de la Navidad. Si bien en el
anuncio de Coca Cola el empleo de referentes asociados a esta época del año era
constante, aquí el receptor solo comprenderá la totalidad del mensaje cuando
lea dos palabras: “Merry Christmas” (Feliz Navidad). Será en ese momento cuando
el coche en la chimenea comience a tener el sentido que antes era imposible de
encontrar.
El no
emplear esos elementos característicos es una manera efectiva de atraer la
atención. Realmente las anunciantes nos presentan una situación que podría ser
perfectamente normal (obviamente a parte del coche en la chimenea) en cualquier
lugar del mundo; no hay ningún rasgo que haga distintivo de la localización, ni
la situación temporal o espacial del sitio. Solo una casa, vegetación y un
cielo que nos indica que acaba de anochecer. Es decir, todo normal. Tan normal
que diríamos que es la propia realidad. A mi juicio ese es el punto
fundamental, ellos solo quieren mostrarnos una posible situación que se de en
la vida real.
Sin
embargo, en un primer vistazo el elemento amarillo con forma de coche nos
llamará la atención y será precisamente la posición que tiene este en la
chimenea, junto al texto escrito en la parte de abajo la pieza fundamental para
comprender qué pasa.
La
chimenea será el único elemento que nos remite a la figura de Santa Claus. De
sobra es conocido que los regalos los deja en las casas colándose a través de
las chimeneas, así que ver el coche en ella nos quiere decir que Santa Claus ha
llegado hasta allí en ese coche. Ello implica que ha sustituido a sus renos mágicos
por él, lo cual nos quiere decir que se trata de un coche mágico, que incluso
un ser en cierta manera superior y que posee en cierta manera poderes utiliza
ese coche en concreto. Se nos muestra en este caso una situación de ficción.
Por tanto, nosotros como espectadores y posibles compradores del producto nos
sentiremos identificados con él y podremos adquirir un coche similar al que el
mismísimo Santa Claus.
Retomando
el comentario anterior sobre la realidad y uniéndolo con la ficción, tenemos
por tanto una situación real y una ficticia unidas. Esto quiere decir que en el
hipotético caso de que Santa Claus existiera, él usaría un Volkswagen, así de
simple. Es por tanto un anuncio en el que los elementos son tremendamente
sencillos, realistas y que llaman la atención, nos muestra el mensaje de que
ese coche en concreto es deseado por todo el mundo.
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