Como hemos visto, la publicidad trata de vender un producto buscando la diferenciación con el resto de posibilidades que ofrece el mercado. Por ejemplo, coches hay muchos, pero LAND ROVER pretende venderte el suyo en particular por una serie de características propias que hagan que ese coche sea la mejor o, incluso, la única opción para el consumidor.
Las campañas de publicidad de la empresa
británica han ido orientadas a presentar un todoterreno que es capaz de
llevarte a lugares inaccesibles, únicos donde el conductor se sienta parte de
la naturaleza en estado salvaje y donde solo responde ante instintos primarios.
Precisamente, la población asocia esta marca con aventura, con diversión en
plena naturaleza y por tanto los elementos empleados para la campaña son dos
hipopótamos y un paisaje africano, hábitat natural del dicha especie. Por
tanto, el hábitat del coche se convierte automáticamente en este mismo, donde
más a gusto se encuentra y donde puede desarrollar al máximo todas sus capacidades.
El anuncio está por tanto dirigido a un público muy concreto, cuyas actividades
están relacionadas con la aventura, naturaleza, etc.
Continuando con esta idea, vemos que el
anuncio se compone de la imagen y en su parte inferior vemos el logo de la marca
al lado de la frase “The Land Rover experience” (La experiencia Land Rover). Por tanto, lo que nos venden es un concepto de experiencia, con la que te
podrás adentrar allá donde quieras que por muy peligroso o alejado que estás,
si vas en este determinado vehículo será increíble. De hecho, el acierto que
tiene la marca automovilística es la continuidad que ha tenido a lo largo de
diferentes campañas en las que en todas ellas apuesta como su distintivo por
esa "experiencia única".
De hecho, la elección del animal está claro
que no es arbitraria. Vemos que se establece una metáfora entre el coche y el
hipopótamo, como animal fuerte y dominante, además de ser capaz de
desenvolverse tanto en la tierra como en el agua. También es cierto que la
propia fisionomía del animal nos recuerda al coche: tanto las orejas, los ojos tienen ciertas similitudes.
Para lograr recalcar la idea, los autores han
optado por una composición en un Plano General, en la que se pueden diferenciar
hasta cuatro planos diferentes en los que la profundidad espacial parece
infinita; en un primer momento vemos la cabeza de un hipopótamo, detrás otra,
tras éstas el coche Land Rover y ya en último plano el paisaje africano. Con lo
cual, la atención de la mirada se establece desde la diagonal izquierda
inferior a la esquina superior de la derecha, donde descubrimos al falso hipopótamo.
El color y tono de la escena es realmente cálido, subrayando la situación
geográfica y tratando de mostrar un lugar idílico en el que cada uno de los receptores
de la imagen desearía estar, y que solo es roto por el tono más oscuro de los
dos animales y el automóvil.
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