lunes, 14 de enero de 2013

PUBLICIDAD SUBLIMINAL




La publicidad subliminal es una práctica en la que se trata de hacer llegar un mensaje al receptor de forma inconsciente. Es decir, el publicista muestra en su obra una serie de elementos de forma explícita y otros de una manera digamos “escondida”. En numerosos anuncios podemos ver representaciones de formas fálicas, de sugerentes posturas que nos remiten a una sexualidad latente…

En el caso de esta imagen, se juega con la asociación del nombre del perfume “Minotaure” con la representación real de lo que podría ser uno hoy en día. Se trata de una colonia para hombres, y lo que aquí podemos ver es el torso de un joven desnudo, el propio perfume y tres textos: por una parte el nombre de la marca, el nombre del producto y un pequeño eslogan “su perfume de hombre”.

La imagen tiene un poder absoluto. A pesar de estar en blanco y negro, nos presenta la figura musculosa de un hombre con la cabeza hacia arriba, ocultándonos su rostro pero dejando intuir cierta atracción por la postura que éste tiene. En la publicidad es muy importante que si el receptor no se identifica con lo que ve, debe querer llegar a ser como él. Es decir, si un hombre de a pie no tiene tal figura, el publicista debe lograr que el receptor entienda que para llegar a ser como esa persona debe tener o emplear los mismos productos que ese sujeto. Por tanto, la posesión de ese perfume ya no sólo conseguirá otorgar un olor agradable, sino que además realzará la figura como por arte de magia.


La elección del nombre Minotauro no podría ser mejor, ya que este ser mitológico se trata de la unión de la cabeza de toro y cuerpo de hombre. Sin embargo, aquí la imagen podemos ver que todo es un hombre, con lo que aunque físicamente no se asemeja, sí que posee las cualidades de este ser mitológico: es un ser superior, con un enorme poder sobre las personas.


En cuanto a la composición, podemos ver que el contraste de colores entre texto, fotografía del hombre y fotografía del perfume crea una combinación que da una estabilidad vertical en el centro de la imagen. En el primer plano está el frasco de la colonia en un tono dorado, y tras éste está el cuerpo humano. Partiendo desde la parte inferior, se crea una forma que concluye en la mamola del hombre y que claramente nos recuerda a una forma fálica. La propia colonia como objeto separado del resto nos remite igualmente a una forma fálica, ya que nace en la cintura del hombre y acaba de una forma erguida y tensa. De nuevo la virilidad del hombre aparece y el empleo de la sexualidad sirve como reclamo para la compra de un producto.

He seleccionado este ejemplo para tratar de argumentar que el mensaje subliminal puede ser de alguna manera más o menos explícito y que en este caso pasa casi inadvertido, pero si nos paramos a analizar en detalle ciertos mensajes vemos infinidad de formas, colores, posturas que podrían ser azarosas, pero que claramente tienen una función concreta dentro del anuncio. Además, otro motivo por el que decidí seleccionar esta imagen es porque es un claro ejemplo de que para comprender el mensaje, el receptor tiene que tener la referencia del significado del mito. Sino, a pesar de que puede tener efectividad, no lo tendrá de manera total, o al menos no de la manera que ha sido planteada por los publicistas.

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