lunes, 14 de enero de 2013

TERRORISMO VISUAL




La sobrecarga de información, imágenes y estímulos visuales a los que estamos expuestos diariamente hace que, si bajamos la guardia, nos convirtamos en una presa fácil para las depredadoras multinacionales que saben perfectamente cómo embaucarnos para acabar consumiendo sus productos. Lejos quedan las imágenes del cowboy de Marlboro o el atractivo camello de Camel… Las restricciones en publicidad para productos relacionados con el alcohol o tabaco no han impedido que miles de personas sigan muriendo por sus terribles causas. La mayoría de los anuncios de tabaco van destinados a los más jóvenes, puesto que quieren lograr que se “enganchen” para toda la vida y tener el ellos un consumidor fiel.

Por ello, a través del terrorismo visual se trata de mostrar a la sociedad los problemas que podemos sufrir derivados del consumo o práctica de ciertos hábitos. Son comunes imágenes relaciones con empresas de comida rápida como Mc Donalds con obesidad infantil o adulta; escenas de prácticas sexuales de riesgo con metáforas de animales letales y un largo etcétera de impactantes imágenes que tratan de avisarnos de las terribles consecuencias que podemos pagar.

En este caso la campaña trata de prevenir la mortalidad causada por el tabaquismo. Con una imagen mixta de fotografía y texto, la escena no deja lugar a dudas. El humo que sale del cigarro del joven se convierte en una pistola que apunta directamente a su sien y parece mostrar que con la próxima calada se apretará el gatillo. De hecho el texto lo deja bien claro: “Kill a cigarrette and save a life. Yours” (Mata un cigarrillo y salva una vida. La tuya). Sin embargo, el texto podría ser, desde mi punto de vista, prescindible, porque la fuerza de la imagen es tal, que claramente se comprende el mensaje y las palabras solo sirven para subrayar o verbalizar el contenido.

He elegido este anuncio porque me parece que no se puede decir más con menos elementos. Esta oposición de ideas entre la vida de tu cigarrillo o tu propia vida está bien acompañada por la elección cromática de la imagen. Un blanco y negro que otorga gran dramatismo a la escena y que es acentuado por la dureza de las sombras que comienzan a ocultar parte de la cara del joven. El claroscuro hace que el rostro desaparezca poco a poco, y el joven, al igual que el cigarrillo, parece consumirse poco a poco, al ritmo de sus caladas. Está claro que en esta ocasión no se podría haber empleado un modelo atlético, de cara celestial y músculo marcianos, sino que la cara de un tipo normal con expresión de tristeza muestra que fumar no es ninguna alegría ni nada de lo que sentirse orgulloso… Ya no te sentirás como un cowboy ni como un jovial camello, sino que más bien es una condena mortal.



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